Antes de conectar con el holograma, debes seguir
unas formas o pasos.
Debes sentirte tranquil@, tomar conciencia de tu respiración. Cierra los
ojos y dejar que entre la luz y llene todo tu interior, Imagina a través de
tu piel que tu aura está en todo tu alrededor, deja libre tus pensamientos
y pon atención a tu respiración. Cuando estés listo, abre tus ojos y
observa el holograma, deja que él te guie y te lleve a su interior. Haz tu
pregunta, siempre a través de tu respiración. Entras en un pasillo
dejándote llevar y cuando sientas que estás en tu espacio, puedes hacer la
pregunta. No debes preguntar varias cosas. Sé claro y pregunta una sola
cosa para poder tener la claridad de una respuesta. Puedes repetir la
pregunta y dejar que a través de tu respiración llegue la información a
través de tus ojos o tus sentidos. Puedes percibir imágenes y eso te dará
luego la información, es una sensación como si entraras en un sueño,
sigue relajado y sigue conectado desde tu corazón, y cuando hayas
recibido el mensaje da las gracias y te despides. Imagínate como sales
por un pasillo y al final hay una puerta, cuando salgas cierra la puerta.
No te olvides dejarla abierta pues la percepción que puedes tener
cotidianamente la notarias alterada.
Cierra tus ojos y descansa por unos segundos del viaje. Después abre tus
ojos y anota en tu libreta todos los detalles. Quizás en el momento no veas
el significado pero la respuesta la verás, a veces no entendemos y según
pasan los minutos siguen llegando mensajes, que pueden ser telepáticos o
señales desde alguien que te comunica o que tu observas cosas que no
habías tomado en cuenta.
Formas distintas de ver, una verdad que te
lleva a sentir lo que aprendes en tu camino.
En mi vida, desde la niñez, sentí la necesidad de cuidar y guiar a los que me necesitaban.
He dedicado la mayor parte de mi vida a instruirme y dar de mi lo mejor, y la vida entre
muchas cosas buenas, me regaló una bonita historia que hoy quiero compartir: Es la
historia de un niño que con la edad de cuatro años, venía a la consulta con su
madre, es un niño que con su inocencia y percepción decía lo que sentía, y su madre y yo
misma nos dábamos cuenta de cómo los mensajes venían de otro lugar. Unos de los
trabajos que desarrollo es la geometría sagrada y que compartía con la madre del niño.
Un día la madre llegó a la consulta y me explicó que su hijo había dibujado un
holograma en el cristal de la ventana y que había intentado quitarlo con
productos de limpieza llegando incluso a rasparlo sin ningún éxito. Entonces yo la miré
y le dije que no se preocupara, que le preguntara al niño con qué lo había hecho y me
contestó que se lo había preguntado y que él se la quedó mirando y sonrió, le contestó
que él no lo había hecho. Días más tarde, la madre continuó intentando quitarlo del
cristal, pues le llamaba la curiosidad y la atención, de nuevo días más tarde, lo volvió a
intentar y de nuevo insistió en preguntarle a su hijo cómo lo había hecho y éste de nuevo
la volvió a mirar y a reír, y la madre ya enojada le dijo que no era motivo de risa y que
hiciese el favor para ella sentirse más tranquila de decirle de dónde lo había copiado o
por qué lo había hecho. Entonces el niño la miró de nuevo sonriendo y exclamó “Ah!,
quieres saber por qué está en el cristal” y la madre le afirmó que sí.
Rápidamente le dijo que era un dibujo para María- la madre en el momento no entendía
nada- y le contestó “¿Cómo para María?” Entonces el niño le explicó que unos
señores con alas que habían bajado del cielo lo habían dibujado para ella.
La madre, perpleja, le dijo que aquello no estaba bien y que no le gustaba lo que decía,
que no podía entender cómo se imaginaba cosas tan serias. De igual manera, y con
mucha paciencia lo besó y le dijo que estaba bien y no quiso darle mucha importancia le
pidió que le ayudara y fueran a cenar y se fueron a dormir.
Al día siguiente cuando el niño regresó de la escuela, le pidió colores a su mamá para
hacer un dibujo y la madre se los entregó.
En el dibujo aparecían unas grandes nubes, y desde el cielo bajaban unas
escaleras donde estaban unos hombres que visitaban una casa en la que
dejaban escrito el holograma.
La madre se acercó y le preguntó a su hijo: “¿Qué haces?” y él le respondió que estaba
dibujando a los señores que hicieron el dibujo en el cristal para María, para que así
viese que no lo había hecho él.
La madre preocupada me llamó, conversamos, y días más tarde me trajo el dibujo
calcado del holograma que había en el cristal de la ventana. Pues así lo decidimos.
Cuando lo tuve en mis manos sentí que una fuerza que me transportaba y que se unía a
muchos mensajes que en aquel momento no podía centrar, de esta manera, ambas
decidimos dejar pasar unas semanas y el holograma permanecía en la ventana de la
habitación del niño.
Empecé a sentir que tenía que ponerme a hablar y percibir lo que quería de mí,
canalizando su energía, fue un largo periodo de ocho meses, pero según lo que iba
trabajando, el holograma iba desapareciendo del cristal de la ventana. Cuando por fin
tenía plena percepción lo empecé a poner en práctica y hasta el día de hoy he podido ver
y sentir que es un portal de amor hacia otro lugar donde se hallan la
presencia de los maestros, y desde aquí puedo transmitir y enseñar cómo llegar a
ese portal dónde nos darán respuestas a nuestras inquietudes o soluciones para nuestra
evolución.